000004_2
00190004_2
000011_2

Mejor mañana

 

El presente está sobrevalorado. En especial, desde que no hay tiempo que perder. Desde que ni siquiera tenemos tiempo de pronunciar expresiones de más de dos sílabas y el YOLO ha sustituido al difunto Carpe Diem. Hay que vivir cada momento como si fuese el último. Live fast, die young. Sin olvidar por un segundo que los sueños se hacen realidad. Y no solo se hacen realidad, sino que los tienes que hacer realidad ya, hoy, aquí y ahora, porque el mañana no existe, porque hay trenes que solo pasan una vez en la vida. Con tales reglas del juego, a ver quién es el guapo que tiene el valor de levantar la mano y pedir tiempo muerto. A ver quién tiene cojones a confesar que necesita parar.

 

Por suerte, incluso los sueños y las oportunidades necesitan un respiro. Y eso es algo que entiendes mejor cuando te cruzas con instantáneas como las que firma la fotógrafa Mònica Figueras en su serie Until Next Summer. En ellas retrata el descanso, el alto como parte del camino. Una oda en toda regla al pasado y al futuro, al haber (sobre)vivido y al estar dispuesto a más. Una muestra de la belleza que se esconde tras la pausa, no como final, sino como pronóstico de un nuevo comienzo. Un comienzo que llegará mañana. No hoy. No aquí, no ahora.

 

Posponer el presente puede ser un ejercicio de lo más liberador. Con él, se pospone la posibilidad de fallar, de equivocarse, de no ser suficiente. Con él, se pospone el miedo. Y un momento sin miedo es un momento feliz. El truco está en no olvidar que ese tipo de felicidad no es más que un descanso, en entender que hay veces en que la felicidad significa construir, otras destruir y otras, simplemente, descansar, y que el único gran error es no tener el valor de darte en cada momento lo que necesitas. Querido verano, hasta el año que viene.

favicon

Mejor mañana

 

El presente está sobrevalorado. En especial, desde que no hay tiempo que perder. Desde que ni siquiera tenemos tiempo de pronunciar expresiones de más de dos sílabas y el YOLO ha sustituido al difunto Carpe Diem. Hay que vivir cada momento como si fuese el último. Live fast, die young. Sin olvidar por un segundo que los sueños se hacen realidad. Y no solo se hacen realidad, sino que los tienes que hacer realidad ya, hoy, aquí y ahora, porque el mañana no existe, porque hay trenes que solo pasan una vez en la vida. Con tales reglas del juego, a ver quién es el guapo que tiene el valor de levantar la mano y pedir tiempo muerto. A ver quién tiene cojones a confesar que necesita parar.

 

Por suerte, incluso los sueños y las oportunidades necesitan un respiro. Y eso es algo que entiendes mejor cuando te cruzas con instantáneas como las que firma la fotógrafa Mònica Figueras en su serie Until Next Summer. En ellas retrata el descanso, el alto como parte del camino. Una oda en toda regla al pasado y al futuro, al haber (sobre)vivido y al estar dispuesto a más. Una muestra de la belleza que se esconde tras la pausa, no como final, sino como pronóstico de un nuevo comienzo. Un comienzo que llegará mañana. No hoy. No aquí, no ahora.

 

Posponer el presente puede ser un ejercicio de lo más liberador. Con él, se pospone la posibilidad de fallar, de equivocarse, de no ser suficiente. Con él, se pospone el miedo. Y un momento sin miedo es un momento feliz. El truco está en no olvidar que ese tipo de felicidad no es más que un descanso, en entender que hay veces en que la felicidad significa construir, otras destruir y otras, simplemente, descansar, y que el único gran error es no tener el valor de darte en cada momento lo que necesitas. Querido verano, hasta el año que viene.

favicon